jueves, 11 de junio de 2015

El tema este de la homosexualidad nunca ha sido tabú en mi casa, mis padres no me enseñaron a tener esos prejuicios por lo que no los tengo con mis hijas y las pulgas conviven libremente entre historias de amor contadas y hasta saboreadas. Sin nada de morbo cuando alguno de ellos habla sobre sus relaciones, ellas saben que son parejas de su mismo sexo lo cual toman como lo mas natural del mundo.

Tema controversial este.

Hace un tiempo estábamos comiendo y a la vez hablando sobre el tema y el maldeamores de un amigo cuando un afrentoso quizo meterse en la conversación y me dice que yo seré tan liberal hasta que me toque de cerca.

Ese es el momento preciso en que me convierto en una bestia, mi cara cambia de tonalidades y el humo empieza a salir por mis orejas. Delante de mis hijas le "explique" que yo las amaba, que aceptaba aquello que las hiciera felices, que aunque tal vez no aprobara alguna de sus decisiones las iba a apoyar siempre y que mi amor es incondicional, nunca permitiría que algo me separara de ellas y mucho menos su preferencia sexual. Nadie debería ser infeliz solo por tener que estar metido en el clóset.

Dice un amigo gay: Los pájaros solo son aceptados en casa ajena.

Y es una pena, madres y padres con las bocas cerradas, amedrentados por el que dirán, haciéndose los locos para no enfrentar la verdad, que no hablan el tema y lo esconden como si esto fuera una vergüenza. Pobrecitos ellos que tienen que callar por aceptación, por encajar, por poder ser.

Tolerancia y respeto, eso es lo menos que esperamos en nuestro hogar, si allí no lo encontramos el mundo se vuelve mas inhóspito y cada día una batalla que librar. 


Sonríe por fe...

 

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