martes, 16 de junio de 2015

 
 
Bajaba las escaleras en una amena charla con mi sobrina la maxi-pulga, veníamos hablando de los pintalabios de moda y las diferencias entre los mates y los cremosos. Ella, que estudio eso, me decía que a su mamá le gustaban mas los cremosos pero que ella y yo nos inclinábamos mas por los otros; mi hermana nos mira como venidas de otro planeta diciéndonos a la par: -ella me ha explicado la diferencia mil veces, yo no entiendo de eso, me pongo cualquiera.
 
Mi sobrina me mira y me dice - ves tía, cuando le hablo del tema ella no me presta atención
 
Mi hermana es una persona súper inteligente, que sabe casi de todo, y si no es porque no le interesa. Hace años entendí que la casa, la decoración, la cocina y la moda no son temas que la apasionan por lo que ni se los pongo en una conversación.
 
Pongo mi cara de sermón y le digo: - No mi amor, no es eso, es para que te sientas agradecida y veas lo bueno que es tener muchas tías, cuando quieras hablar de maquillaje, colores de moda, ropa, las fashion bloggers o cualquier otra de esa cosas, pues me llamas a mi; con tu mamá puedes hablar sobre negocios, sobre historia, zombies, películas y libros.
 
Luego le mencione sus tías: - por ejemplo con tu tía fulana, puedes planear un viaje, con tu tía mengana, puedes hablar sobre la realeza y la farándula, con tu otra tía de ejercicios... y así una por una.
 
La conversación quedo reemplazada con la llegada de otro tema pero me quede pensado en algo. Que maravillosa vida tienen mis hijas y sobrinas, cuantas personalidades diferentes y versátiles para nutrir su vidas, cuanta vida por vivir. Que nada separe este grupo de mujeres que desde ya tienen un lazo de sangre, espero que indestructible. 

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