Desde mi divorcio hace cuchumil años, la Pulga3 duerme conmigo, al principio fue mas como una necesidad por cuestiones de espacio y por otras razones que no vienen al caso. Hoy con once años sigue en mi cama y nada la hace moverse de allí, eso exceptuando un periodo corto de tiempo cuando en su interminable sabiduría entendió que debía irse a su cama.
Luego de una ruptura amorosa reciente, ella misma también decidió que era tiempo de volver conmigo, me rompió el corazón cuando me dijo que no podía dejarme sola en ese momento en que estaba tan triste. Para mi crecimiento como madre en esa etapa tan difícil de mi vida entendí que los hijos se atrincheran para protegerte, contra vientos y tsunamis, porque en su inocencia solo quieren verte feliz y piensan que pueden ayudarte a remendar tu corazón, ese amor infinito y la paciencia de mis pulgas lo lograron, ya estoy bien. Pero ese no es el tema.
Algunos estudios indican que es normal que los hijos quieran dormir con sus padres, es el instinto de protección que hace que ellos busquen ese calor; en este caso, maternal. En otros artículos he leído me dicen que si ella duerme conmigo será una niña dependiente de mi y que puede convertirse en algo patológico (Plop!), enumeran miles de razones para cortar esa "dependencia emocional" de la Pulga3 conmigo. Pero ella es la persona mas independiente de la tierra y por mucho, Carlotta ama estar sola en la casa (yo me pongo a temblar pero a veces lo hago) puede tener la televisión, la computadora y todo el espacio para ella sola, nadie le pelea por que coge el maquillaje, la ropa o los zapatos de tacón para su sesión de fotos. Carlotta es tan autosuficiente que tiene para dar, cuando voy de salida le digo en tono de broma: - nena, te dejo encargada de tus hermanas... Carlotta puede cocinar, fregar, disponer de los regueros, arreglar los closets y dirigir completamente la casa para cuando yo llegue todo este de punto en blanco.
Dejando descartado ese punto de la independencia, sigo buscando otras razones para mandarla a dormir a su cama.
Necesidad de su espacio. Pues tiene su cama, en la pared a su lado una foto espectacular que se tomo en una de sus competencias de clavado y que convertí en un poster, sus trofeos y medallas, su ropa, sus libros. Su espacio esta intacto e inalterable a menos que ella lo decida.
Necesidad de tener intimidad. Ahora mismo solo tiene once años y no necesita mas de la normal, por mi lado entendí que las madres perdemos la intimidad desde el momento que tenemos hijos, llega ese momento que ni al baño puedes ir sola porque sentada en el trono ellos te abren la puerta abruptamente para comentarte un problema de proporciones gigantescas como el vuelo de una cucaracha o un biberón de leche. Como no tengo una pareja viviendo conmigo, creo que también puedo obviar esto.
Celos con las otras pulgas. Ese problema de rivalidad no existe en mi casa, las pulgas mayores viven en su propia burbuja de amor mutuo, la mayor parte del tiempo la pulga menor y yo no cabemos en ella por lo que ya nos hemos acostumbrado a este hecho y nadie siente celos de nadie.
Que sea una persona insegura de si misma. No tengo palabras.
Termino de escribir esto pensando en esa maravillosa sensación que me da cuando amanece y siento esos bracitos alrededor mío, o bien cuando me despierto en medio de la noche y la miro dormir tan feliz, tan ajena a las preocupaciones, tan a salvo de todo, le doy un millón de besos y la veo sonreír; tal vez esa seguridad en si misma que tiene ha sido por el hecho mismo de sentirse tanto tiempo protegida y aunque los estudios dicen lo contrario voy a ser egoísta y dejar que ella misma decida el día que se ira. Mientras tanto es uno de mis momentos que no tienen precio, todo cobra sentido y no los cambiaria por nada en el mundo, por nada.