viernes, 17 de julio de 2015

Soy abogada, eso ya lo saben. Una de las cosas que mas me desagradan de mi profesión es tener que hacer un divorcio, por mi naturaleza tiendo a personalizar demasiado la situación y salgo enemiga a muerte de uno de los cónyuges, generalmente el hombre.
 
Miércoles 3:00 pm, cita con una joven (demasiado diría yo) y su madre (centinela, guardiana, acusadora, implacable) para coordinar los pasos a seguir a los fines de finiquitar ese dichoso contrato llamado Matrimonio.

Conversación:
- esta muchacha se quiere divorciar de Luis, un señor tan bueno, mire licenciada la tenia como una reina, no daba un golpe. Ahora anda de puta con otro, un joven sin nada en que caerse muerto. Yo de verdad no entiendo como los hijos nos hacen esto, yo que crie esta niña para que fuera una esposa y madre ejemplar. Yo llevo casi 50 años casada con Pedro y subimos una familia de 4 hijos... bla, bla, bla
 
La hija y yo estábamos en la misma onda, al oírla sin escucharla yo pensaba en una malteada que planeaba degustar mas tarde, la hija de seguro pensaba en su amante y en todas las aventuras y emociones que les quedaban por vivir, un resoplido me trajo a la realidad, sacó fuerzas de algún sitio y logró mascullar algunas palabras, me sonaron casi insultos.
 
- déjame hablar mami. Luis es un hombre ya maduro, me lleva 10 años, lo que no es tanto; cuando lo conocí era un hombre amable, educado, espléndido, atento, amoroso y de verdad me enamoré de él, vi en el estabilidad emocional y económica, al ser divorciado pensé que ya se sabia las lecciones que debía saber y solo buscaría paz y un matrimonio con bases fuertes, ya era padre por lo que entendía no tenía prisa por tener mas hijos, tenía su propio negocio y la verdad me deslumbré. Error licenciada, es el hombre mas inseguro de si mismo, es un loco celoso, infiel por naturaleza, psicópata incurable que me anulo como persona y como mujer, cuando vine a despertar estaba en un ciclo de violencia psicológica que nunca pensé vivir, no es que ando de puta, es que simplemente deje esa relación  hace meses, después de 2 años de intentarlo hasta caer agotada en una depresión que me marcó para siempre, ahora estoy dándome el chance con otra persona que a lo mejor no sea tan "buen partido" como mami dice, pero para empezar, me deja ser yo, no revisa mis cosas, me apoya, no esta pendiente de mi celular, no es celoso y me trata bien. Ahora mismo eso es suficiente para mi.
 
Y prosigue fijando su atención en su atónita madre- estas casada con papi porque estas dispuesta a aguantar todas las barbaridades que te hace, hace años que no tienes un orgasmo, vives confinada a una cárcel, sabes de las mujeres que tiene en la calle pero te haces la estúpida, dejas que te hable mal, que te menosprecie, eres infeliz y quieres que siga tu ejemplo? si eso querías oír, ya lo dije. No te admiro ni te respeto porque no me enseñaste a darme valor como mujer, tu matrimonio es una farsa y quieres que yo siga tu camino. Deberías apoyarme y dejarme ser feliz.
 
Abrí mis ojos y dije en voz alta - Mierda!!!
 
Doña Mercedes salió disparada con lágrimas en los ojos, no dijo nada porque sabía que era verdad, seguro fue directico donde el cura de su parroquia a confesarse ella por el pecado de su hija. Esta última, un poco avergonzada por el drama, entre disculpas, me dio las instrucciones y quedamos de acuerdo, cartera en mano se fue muy sonriente, iba dispuesta a experimentar diversas formas del mismísimo pecado original.
 
Ninguna de nosotras, nos salvamos de esos mini-reproches, pero en algo siempre he estado clara, los hijos aprenden con el ejemplo, de nada te vale querer ser una "matatana feminista" y abrir la boca para clamar por los derechos de las mujeres si ellos ven que haces todo lo contrario a lo que predicas. Juzgar las relaciones ajenas no es buena idea, créanme.
 
En esta época ya eso de aguantar en un matrimonio por los hijos es cosa del pasado, ellos te admiran mas cuando eres lo bastante valiente para decir, No mas. Ese momento cuando te pones los guantes, te cuadras en el ring y dices  -vamos a echar el pleito mis hijos, solos pero en paz.

Un hogar que vive en ese stress constante es una bomba de tiempo.
 
Y días después sigo aquí con la curiosidad que me mata, sigo intentando adivinar la fecha del ultimo orgasmo de doña Mercedes.
 
 

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