viernes, 28 de agosto de 2015

 
Hasta en sueños oigo a mi papá, dedo índice derecho apuntándonos luego de apagar los bombillos. -apaguen luces, apaguen luces, no la malgasten.- recitaba.
 
Años después pasé esa cantaleta a mis hijas y reconozco he agregado un par de situaciones mas a la letanía de mis oraciones, una de ellas es requetesabida por mis hijas: - mucho cuidado con montarse con alguien que ande bebiendo, mucho cuidado con bolas (mi papá agregaba el bate), mucho cuidado con coger carretera fugadas a mitad de la noche, mucho cuidado.... y asi hasta el infinito. Algo quedará en su subconsciente y saben que deben abandonar el vehículo y llamarme, no importa si debo ir hasta Dajabón, yo interrumpo mi sueño y las busco. Que se lleven su cocotazo luego, es harina de otro costal.
 
Y asi amanecimos con la muerte de ese joven en Santiago, su padre muy conocido, su madre también, el dolor nos llega a todos por el simple hecho de ser padres, nos llegan las interrogantes y nos preguntamos, por que? jóvenes de madrugada, en la calle, jueves; una muchacha de 17 años sola, pensando que se lleva el mundo por delante, donde están nuestros hijos, que hacemos mientras tanto? Imágenes atroces del accidente hoy llenan nuestras redes, hoy hay vidas que cambiaron.
 
No conozco los detalles, cada situación, cada casa, porque cada hogar es diferente pero me aterra pensar que esos padres pudieran hoy tener un poco de culpa en sus almas por lo que permitieron, por lo que no impidieron. No quiero juzgar, pero hay tantos padres que no lo son, ejemplos que no seguir, mujeres deambulando, pegando cuernos, trabajando o detrás de los ripios de los maridos que están felices con las queridas de turno. No conozco la vida familiar de estos jóvenes y sería una fresca con solo pensar en entrometerme, pero espero que esto nos sirva a todos, que nos lleve a reflexión.
 
Hoy imagino el espectáculo que se montará en la funeraria, muchos a dar ese pésame que entienden los afligidos padres merecen y esperan, imagino el desfile de "buenos amigos", las lagrimas y el dolor entre las cuatro paredes. Pero hoy es día de estar en casa con los nuestros, hoy es día de sentar a cada uno de nuestros jóvenes y volver a decirles lo importante que es ser prudentes, que la vida nos cambia en un segundo, que hay que ser responsables con los demás, con uno mismo, no correr, no beber mientras se maneja, no poner en peligro vidas que no son la tuya, por respeto, por integridad. Hoy es día de abrazar nuestros hijos y amarlos como son, por todos aquellos que los han perdido de forma tan cruel, hoy es día de besarlos un millón de veces agradecidos de tenerlos.
 
Hoy imagino a la señora de sociedad, vestida de negro, llorando al que partió pero sin una pizca de humanidad por los que quedan, disfrazando sus desgracias, abandonando su propio teatro para irse a otro, saliendo de su infierno para calmar sus culpas en un limbo ajeno, llamando a los demás para darles la noticia, apenada y afligida por la desgracia que ahora no la toca. Hoy es día de reflexión, hoy es día de contar bendiciones, día de restaurar relaciones, de ver los hijos  con ojos minuciosos, sanadores y amorosos, hoy esos padres darían su vida por hacerlo, hoy señora, tenga piedad por los que quedan, los que se fueron ya no saben nada.

Hoy bendigo mis situaciones porque lejos de alejarme de mis hijas nos une, hoy hago como papi y aprovecho el sermón, en un momento me encontré diciéndole a mi pulga 2.- Ves nena que hay cosas peores que irse del colegio?, solo la escuché asentir.

miércoles, 19 de agosto de 2015


 
Nada en la vida es gratis, nada queda al azar, nada ocurre porque si. Se que muchos estarán extrañados por mis últimos post, han sentido mi pena, uno que otro me han preguntado, otros han enviado a preguntar. La curiosidad, el morbo o el genuino interés los mueve, cada quien sabrá en que grupo ubicarse.
 
Manos que dan reciben, dicen por ahí, pero descubrí que de nada nos sirve esperar.
 
Hoy día mis hijas y yo pasamos por una situación un poco difícil mas no imposible de solucionar, es una situación que tal vez hubiéramos podido ver llegar pero que se nos vino encima como una avalancha y que las consecuencias, una por una, fueron llegando sin poder remediarlo, el derrumbe se llevó muchas cosas a su paso pero también trajo otras. Las causas no las provocamos, las consecuencias no las queríamos pero las soluciones son nuestras.
 
Hoy día, si digo algo, puedo herir susceptibilidades, pero hoy, a esta hora de la mañana, con los días corriendo en mi contra, la verdad no me importa. Cada quien debe sufrir las consecuencias de sus actos.
 
Lección#1.- Mis hijas son mías y solo mías. Una de las pulgas fue expulsada de su colegio por razones académicas, no niego que traté de buscar una solución a esto y evitarlo, razones de índole emocional me empujaron, pero hoy día, luego de que la pena y la desilusión pasaron,  entiendo que ella debe asumir las funestas consecuencias de su decisión de no tomar sus estudios de una forma mas seria, las acciones siempre traen sus consecuencias y siempre he dicho que debo dejarlas asumirlas.
 
Lección#2.- Mis hijas son mías y solo mías. Años después todavía no lo había entendido y me hacia de cuenta que si tenía algún tipo de apoyo por ahí, mis pulgas son mías, no son de nadie mas y por ende yo, con ellas, debo solucionarlo absolutamente todo sin esperar que nadie mas mueva un dedo. Crear expectativas en ese sentido me generó mucho dolor y me sentí traicionada en extremo por ciertas personas que entendía en este momento no debieron hacerse la vista gorda con una situación que si bien no crearon, como adultos y por amor a mis hijas, que son su sangre, debieron ayudar a resolver.
 
Lección#3.- Mis hijas son mías y solo mías. Yo soy quien debo dar la cara por ellas, meterme el orgullo por el culo y seguir adelante. Yo soy quien debe velar por su sanidad física y mental, soy la que debe hacer la cita en el médico y llevarla, debo velar sus relaciones románticas, cuidarlas de tener sexo a destiempo, hablarles de drogas, arreglar lo que esta roto; darles una niñez adecuada, una adolescencia estable, herramientas para su adultez; ejemplo de vida, ejemplo de amor, ejemplo de lo que es la verdadera felicidad, de la lealtad, la familia, la paz. Soy su todo, no solo su mamá, no solo su papá, lo soy todo y debí convencerme hace años que hay papeles que a las otras personas no les interesa asumir. Mis hijas son solo mías y me corresponde tratar de evitarles algunos dolores, ellas luego elegirán si seguir mis enseñanzas u olvidarlas. Ellas son YO y me toca alejarlas de los precipicios aun cuando mañana decidan tirarse en un hoyo negro. Están todavía bajo mi guarda, entonces no queremos cerca a nadie que contribuya a darnos intranquilidad o a robarnos esa paz que tanto nos costo.
 
Lección#4.- Mis hijas son mías y solo mías. Me tocaran sus frutos, dulces o amargos; me toca lo bueno, me toca lo malo; me tocan sus besos sinceros, sus lagrimas y sus desilusiones; me tocan sus triunfos, sus caídas, sus desmayos, sus aciertos, me toca vivir con ellas, me toca y lo asumo con la valentía que entiendo debo estarles enseñando hace años. Me toca vivir con ellas, aceptarlas, tolerarlas, amarlas como son y fortalecerles la fe en la humanidad, aquella que tal vez muchas veces les de la espalda.
 
Ayer me sentía un poco cansada, lo que me ha tocado no es fácil, pero es satisfactorio, es un regalo de Dios alejarnos de cosas y personas que no nos merecen, repito, nada ocurre al azar y me maravillo inmensamente con la forma en que las piezas se unen. Me sentía emocionalmente agotada de tantas cosas con las que debo lidiar, pero esto me ha convertido en un ser de inagotable fuerzas, solo me bastó cerrar los ojos, respetar los designios que yo misma elegí para mi y levantarme de nuevo; las cosas se toman una a la vez, un día a la vez, un paso a la vez.
 
Mis hijas son mías y solo mías, lección mas que aprendida. Prometo no decepcionarme y asumir las consecuencias de mis decisiones, aquellas que un día tomé libremente, de las que no puedo culpar a nadie ni siquiera a mi misma. Prometo tratar de que no me duela, de no expresar mi rabia, de tratar de ser justa en la injusticia, prometo no alejarme, no ser tan fría como han sido conmigo, prometo no dejarme llevar de las pasiones, prometo no ser sarcástica con el dolor ajeno, prometo no grabar mas agravios en mi disco duro, prometo dar lo mejor y enseñar a mis hijas a ser buenas y agradecidas, prometo no hacerlas adultas a destiempo, prometo no pasarles mis angustias, prometo ser feliz, prometo ser mas agradecida, lo prometo y como me diría Carlotta al enseñarme su dedito meñique.-Mami, es una pinky promise!!!!
 
 
 

miércoles, 12 de agosto de 2015

Mayúsculo problema el mío de parcializarme con algunas personas y hechos, por mas que quiero ese lado feminista no se queda quieto, trato y trato pero me salen esas ganas de borrar la combinación mortal de los cromosomas  X y Y de cuajo y que las mujeres vivamos felices y contentas a nuestra forma. Todo luces, colores, brillo, zapatos, carteras, tardes de te, tranquilidad, paz... nada de guerras, políticos ladrones, asesinos de mujeres, nada de eso. Que hay hombres buenos? me consta, pero en definitiva no podemos discriminar y se tienen que ir todos. Sangrando por la herida? Creo que si.

Pero es que no tengo la culpa, me entero de cada historia de infidelidad, de falta de ética, de mentira que uno llega a pensar que en esta parte del mundo solo cayeron los hombres rastreros y sinvergüenza, tanto asi que es como perder la fe en la humanidad.

Lucia me hace el cuento muy enojada, a cada momento la abrazo y le recito palabras alentadoras, me describe a la perfección su pareja y me trato de convencer a mi misma que debo alejar mi consciente de la situación y solo dejar la prudencia. No necesitamos mas leña al fuego, pero mi Hulk interior parece que lleva la delantera.
 
La siento infeliz, la siento dolida, vejada y destruida, siento su angustia sin poder hacer nada, pero también siento su fortaleza interna, algo que ni ella sabe, no entiende todavía de que material estamos hechas las mujeres, nada nos destruye, solo nos aturdimos un momento y seguimos adelante. La veo llorar, secarse las lagrimas, suspirar y volver a llorar; la oigo lanzar varios improperios y gritar de impotencia; -no es justo, me dice, no lo es.
 
Y asi también la siento menos decidida, siente que hay esperanzas para ellos, clama a Dios, quien ya se dio por vencido hace varias semanas; quiero decirle que ya no pida mas y que tome acciones, que ella se lo buscó, que el tiguere siempre dio las señales inequívocas de imbecilidad y que debió salir huyendo escaleras abajo al primer indicio pero sigo callada, sonriendo quedamente con mi risa conciliadora-sarcástica, si es que quiero llamarla de alguna forma.

Suena el teléfono, oigo murmullos, la veo llorar, sonríe. -me voy a casa, agrega. Toma su bolso de mano y el bulto que hizo para llegar a mi casa, solo bastaron unos minutos para convencerla de que el Príncipe Azul existe, la coherencia se fue y la sustituyó ese concepto mal sano de lo que es el amor, la pareja, las relaciones.

Empieza de nuevo el circulo de la violencia, me siento a beber el te que hice para ella, mi amiga de antaño, la muchacha fuerte y decidida que hoy optó por convertirse en un manojo de nervios y un fantasma de lo que fue un día. Escupo mi te, está tan frío como mi corazón, decido alegrarme de no haber intervenido pero pienso en lo confuso que es todo esto, en las vejaciones a las mujeres, en lo que permitimos. Lucia tendrá sexo de reconciliación pero estará tan vacía como aquel placer que deberá fingir.

Una de las pulgas se levanta, pregunta por ella, le explico solo lo necesario para su edad, me mira de una forma casi insultante, me pregunta si creo que es idiota. Llega el momento en que debo contestarle que no, que se que no lo es pero que es algo privado que no debemos comentar, que es un problema de pareja, que es algo que se escapa de nuestras manos.

Lección de vida que nos llega, no es siempre lo que queremos, permitimos, toleramos; se trata mas de lo que NO queremos, NO permitimos, NO toleramos. Creo que mi pulga no lo entiende, no lo ve normal, no lo ve justo, creo que hoy ambas perdimos algo, pero mas que yo ella,  que cada día pierde un poco mas de su niñez con momentos que no puedo evitarle. Sigo sentada, la siento en mis piernas, las lagrimas me corren por las mejillas y la oigo decirme:-vamos a dormir mami, no llores mas, no es tu problema.

Se que no...

Camino hacia mi cuarto, esta noche, como muchas otras, no tendré sexo, pero la paz que hay en mi hogar produce una sensación parecida, si no mejor.

 

domingo, 9 de agosto de 2015




Dos semanas sin escribir en mucho tiempo, demasiado diría yo, pero es que entre los viajes al glamoroso Dajabón, muchas actividades sociales, el concierto de un bachatero y una que otra situación con mis pulgas no he tenido ni un respiro de descanso. La buena noticia es que hay material para escribir de mas.
 
Recuerdo que hace años escuchaba a los mayores decir en sus 40, 50, 60´s, que esa era la mejor etapa de su vida, sinceramente pensaba en lo ridículo que eso se oía. Esas frases tan gastadas de que los merengues de antes eran mejores o que antes uno podía salir sin ser asaltados y mas aun que los mejores años son los de la casi tercera edad no eran para mi. La mejor época es la juventud, donde tienes un cuerpo sin achaques, curvas, lozanía y nada que no deba colgarte, cuelga. Que equivocada estaba.
 
Hoy día, a mis bien contados (no vividos) casi 46 puedo dar fe de que la vida empieza después de los TA mayores. En esta etapa ya los hijos están grandes por lo que no hay que levantarse con un biberón de leche, ni a sacar gases, ni cambiar pampers; no hay que salir con mudas de ropas extras en un bulto, no hay que hacer fila en el pediatra, ni escoger el colegio que será el perfecto, no tienes que adivinar por qué el bebe llora, ni ir al cine a ver muñequitos, no tienes que llevarlos al baño, ni aguantarle todas las monerías de la niñera para que no huya; no hay que dejar de hacer las cosas que quieres por los hijos pequeños.

Afortunadamente ya las puedo dejar en la parada de la guagua del CE sin un ataque de pánico, las dejo solas para que se hagan su comida sin tener pesadillas sobre un incendio en mi cocina o que le abran la puerta a un extraño. Ya empiezas a sentir que ellos tienen sus propia vida y es hora de hacer lo que antes no podías. Ya no tienes que hacer planes rígidos con tu vida, esos esquemas cuadrados que nos dicta la sociedad y que como pendejos seguimos al pie de la letra: Estudia, búscate un novio, cásate y ten hijos. Salirse de ahí es pecado mortal.
 
Hijos pequeños, problemas pequeños. Hijos grandes, problemas grandes. Es cierto, pero el plan de Dios es perfecto porque con los años se supone tienes la madurez física y mental suficiente para saber guiar los hijos dejándolos crecer en las situaciones, hacer lo contrario es una vejación a su desarrollo.
 
He sido privilegiada porque salvo algunas etapas de la niñez de las pulgas, he podido disponer del tiempo para pasarlo con ellas y he podido vivir sus etapas una por una. Sinceramente no envidio a las que empiezan a criar ahora, veo los embarazos con ternura, las que se casan con nostalgia pero como parte de mi pasado, una pasado que para nada extraño y al que no quiero volver en la máquina del tiempo.
 
Salvo la pulga3 ya mis hijas están bastante grandes, siento que ya sembré en ellas una semillita y que solo debo esperar a que florezcan y den frutos, ya les hable de los temas prohibidos y no prohibidos, ya saben lo que deben hacer, ya han visto muchos ejemplos de lo que no deben hacer. En esta etapa puedo guiarlas de la forma que entienda, respetando sus limites que ahora ya están mucho mas delimitados.
 
Y los días se me pasan con la casa llena de mis sobrinos postizos, llenos de salidas, llenos de entradas, de disfrutar las cosas con otros ojos, de tener variedad, de escoger momentos, de coger carretera, de música variada, de nuevas personas, de nuevos amores, tan sencillo como sentarme en la orilla de la carretera con mis padres o de beber café debajo de una mata en un rincón desconocido de una provincia cercana. Mis hijas ya no exigen tanto de mi tiempo y mi espacio, pueden valerse por si mismas, pueden gritar sus dolores, llorar sus penas, suspirar de amor, reír sus alegrías, pueden pedirme que este o que me aleje y la verdad estoy feliz.
 
Hace unos días una amiga me comento que se había soñado conmigo. -hacíamos juntas una receta, me dijo; la miré como llegada de otro planeta pero no contesté. Ella que está criando dos niños todavía vive esa etapa, yo ya no me imagino como antes, inventando platos o bordando paños en punto de cruz, ya la brecha generacional de la crianza nos alejó, nos volverá a juntar en 10 años mas.
 
Pena por aquellas que nunca supieron la forma de cortar ese cordón umbilical con sus hijos, esas que siguen manteniendo manganzones y tratando de llenar vacíos existenciales, que dejaron hace décadas de ser mujeres, esposas, seres humanos y solo son marionetas de sus hijos que aun siendo grandes dependen de ellas, esas que hoy denigran el maravilloso oficio de ser madres siendo partidarias de ser victimas. Si algo he aprendido en el último año es esto: La mayor alegría de nuestros hijos es sabernos felices. 
 
Dale vida a tu vida, llena de vida tu vida, lo demás viene por añadidura!!!