martes, 14 de junio de 2016


 Ema se fue hace exactamente 4 meses, un día recogió su ropa y volvió a su hogar materno, a  vivir su vida, a vivir su etapa correcta, a ser joven de nuevo, a vivir sin tanta responsabilidad, sin tanta carga, sin tanto caos. Se fue sin despedirse y con el corazón destrozado, dejó con su ausencia varios corazones rotos, además del suyo. Fue justo, fue injusto? Depende de para quien.
 
Me esfuerzo a diario por convencerme de que era lo mejor, que el futuro era incierto, que no era mi compañero de vida, aun asi, en esta etapa de mi vida se a ciencia cierta que nadie tiene esa certeza.
 
Hoy, 4 meses después, aun lo extraño. Extraño su calma desquiciante, su cordialidad, su forma de bailar, su compañía, su paz, su ánimo, su juventud. Extraño verlo con mis pulgas, su forma de hablar, sus pesadillas y sus achaques. Extraño sus llamadas, sus palabras, sus planes.
 
Puede ser que son su ida se cerró un capítulo en mi vida que quise vivir, para él también. Ninguno de los dos lo anticipo, nadie sabia lo serio que iba a ponerse, nadie planeó su inicio asi tampoco nadie planeo su final.
 
Hoy esto me sirve de catarsis, 4 meses de tratar de seguir a otro ritmo, 4 meses en que ya estoy sana porque sabes que debes vivir de los recuerdos, de los ecos, de las risas.
 
Te acostumbras a sentir la compañía, compartir el baño, el closet, la cocina, las noches, la vida y un día te quedas sin nada. Dicen por ahí que la costumbre es mas fuerte que el amor y nos acostumbramos a estar tan juntos, tan unidos, tan inseparables que hoy los espacios están muy llenos de recuerdos.
 
Extraño esa luna de miel que viví con él, lo muy bueno, lo poco malo, lo que me enseñó, lo que le enseñé; nuestra lucha contra los prejuicios, las miradas maliciosas que tanto nos divertían, la paz que tuvimos pero que al final perdimos un poco, cuando la vida se nos complicó, cuando empezamos a tener expectativas, cuando vimos un futuro juntos muy a corto plazo. Cuando empezó a preguntarse si había vivido, si había experimentado, si había amado lo suficiente.
 
Para mi suerte o mi desgracia, no tengo malos recuerdos, no tengo reproches del tiempo que estuvo conmigo, siempre amoroso, siempre fiel, siempre alegre, siempre él.
 
Cual de los dos perdió mas? No lo se. Probablemente yo, en el ocaso de mi vida o él en la plenitud de la suya. Yo, que ya se lo que es vivir y lo que se necesita para ser feliz o él que no sabe nada, que lo tuvo todo y pensó que le faltaba algo; yo, que lo dejaba ser, él, que quería serlo. 
 
Aunque quiera no puedo hacerle entender que la vida es una aventura, a veces corta, a veces larga; que por mas que uno quiera estar separado hay hilos que nos unen, hay recuerdos eternos. Nadie puede hacerle entender que no importa lo lejos que se vaya siempre habrá un pedazo de él entre nosotras y que su dolor no es menos que el nuestro pero tampoco es mas, que podemos seguir adelante, que habrá nuevos amores para ambos pero que hay personas inolvidables, que hay canciones que nunca mas escucharemos sin erizarnos.
 
Tal vez dimos mas de lo que teníamos, tal vez agotamos las fuerzas en tanta intensidad. Solo tal vez él entienda un día, uno que quizás no muy lejos, que todas las relaciones tienen sus tormentas, que uno no abandona el barco por la lluvia, ni por las olas, que la vida es corta, que los afanes son perennes, que la felicidad no es gratis, que lo que teníamos era perfecto y que uno no se va, asi como asi, porque las huellas no se dejan en el concreto sino en las superficies suaves, aquellas vulnerables, como el corazón.
 
Como muchas veces le dije: No es justo que estés aquí, atado a tantas responsabilidades, tantas situaciones que aun no te tocan cuando deberías salir a la calle, bailar sin prisa, vivir solo de risas, enamorarte una y mil veces, tener tus propios hijos, subir tus propios peldaños.
 
Nunca pensé que me haría caso.
 
Buena suerte, ambos la vamos a necesitar.
 
to be continued...

miércoles, 6 de enero de 2016





Que le paso a mi musa? salió desgaritada gritando y no quiso volver mas, hasta hoy.
 
Decir que muchas cosas han ocurrido me harían quedar corta, sufrir un accidente y quedar unos días incapacitada (o mentalmente transformada para siempre) es el preludio de un tiempo sin ánimos para decir lo que sea, entonces me la pasé atando cabos de unos hilos sin final, acechando oportunidades y si, disfrutando mi relación al máximo. Pasó todo un año antes de que decidiera hacerla "pública", pasó tanto tiempo, pasaron tantas cosas hasta que un día decidí vivir sin reglas o mas bien, según las mías.
 
Un madrugada me levanté al baño y un tiempo después me desperté tirada en el piso, luego de haber sufrido un desmayo del que casi no me percaté, con la boca ensangrentada y sin parte de mis dientes; pudieron pasar muchas cosas y esa sensación de no poder controlar tu cuerpo ni la caída me dejó muy claro que la vida pende de un hilo, eso lo sabemos, eso lo entendemos, pero a veces la memoria es muy selectiva y nos envolvemos en los pesares, la rutina, las angustias y ponemos esa realidad al lado, donde nadie la ve, ni nosotros mismos. Mi cerebro desesperado me dio un aviso, dijo no puedo mas y se desconectó.

Para ser sincera esa caída no hizo que dejara de preocuparme por algunas cosas, no diré que cambió mi vida como el episodio aquel del túnel lleno de luz porque no es cierto, sigo angustiándome, sigo preocupándome por mis hijas y temiendo por el futuro, por lo que nos depara la vida, aún me desvelo, aún pienso mucho, solo un pequeño detalle ha cambiado, comprendí que yo soy lo mas importante pero que debo mantenerme sana física y mentalmente; descubrí (otra vez) que solo algunos permanecen en la tormenta y decidí entonces darme la maravillosa oportunidad de ser mucho mas feliz de lo que era.

Y contra todo pronóstico aun estamos juntos. - quien lo diría? me comentó alguien.

Esa madrugada, de una oscuridad quieta conocí mi príncipe azul, mi compañero de vida se despertó con mis gritos, me miró asustado, pero luego me beso mis labios destrozados con el mas grande amor, pasó todo el tiempo junto a mi, entre médicos y enfermeras, esperando los resultados de los estudios, no se fue un segundo, no renunció y me amó sin la belleza de un rostro maquillado, tuvo la paciencia suficiente para atenderme, tuvo el valor para sanar mis heridas, me ha visto al rojo vivo, como soy, tan temerosa, tan vulnerable. Pasaran los años y no se que será de nuestra relación, solo se que desde ese día lo veo de una forma diferente, no solo lo miro con la pasión o el deseo de los primeros meses sino también con admiración, con respeto, con tolerancia, con amor.

Aún sigue aquí, firme, fuerte, seguro.

Mas que sobre la vida o sobre la muerte, aprendí sobre el amor.